Emociona escribir sobre nuestro capitán. Su éxito se siente como propio. Su nominación a la Selección nos lleva a recorrer su corta, pero rica carrera deportiva. Y al mirar fuera de la cancha su figura crece hasta las dimensiones del ídolo intachable y total.
Castellon ha sabido afrontar la adversidad con la fuerza que el porteño enfrenta la vida y las contradicciones de nuestro Puerto. Una ciudad llena de esfuerzo, sacrificio, y que se niega a ceder por inclemente que sea el tiempo y sus adversidades. Castellon es un hijo del rigor. Un hijo de los cerros porteños.
Nacido y criado en Valparaíso. Formado por el más grande ídolo que Wanderers ha tenido: don Juan Olivares. Si Valparaíso es Wanderers, y Wanderers es Valparaíso, no hay nadie más que el en este plantel que haga carne de manera tan clara, noble y certera aquella analogía que nuestro capitán.
A pesar de sus ricas e innegables condiciones para el puesto, como toda su vida, nada fue sencillo ni regalado. Un préstamo a Colchagua, y los aprendizajes que de allí se trajo terminarían de forjarlo como portero.
Volvió a nuestro club para liderar a esa gran generación de canteranos que el 2013 nos darían el titulo de la categoría sub-19. En una época de escasos logros deportivos del primer equipo, para quienes somos fanáticos, aquel logro se celebró con emoción e ilusión.
Después de ello, nuevamente la adversidad. Cuando muchos pensábamos que la lesión de Mauricio Viana (2014) serían su oportunidad para hacerse del arco del Decano, se puso delante de el a Lafrentz junior. El tiempo se ha dedicado a poner en su lugar a cada uno. Mientras Lafrentz deambula por el mundo en busca de una oportunidad, Gabriel es titular, capitán y nos representa en la Selección Nacional.
Es así que hace sus primeras armas en el equipo como titular. Y su consagración no tardaría en llegar. Corría el 12 de abril del año 2014, y el Puerto ardía de punta a punta. Entre los cerros afectados, el Cerro Ramaditas, hogar de Castellon y su familia.
En otro acto de desconexión y desatino con lo que es el club y su historia, la dirigencia de la concesionaria no agoto las instancias para no jugar o posponer el duelo contra Colo Colo en el Monumental para el día siguiente. Con el Puerto aun ardiendo y el fuego aun sin control, amenazando incluso las cercanías de su hogar, Gabriel se puso bajo los palos y defendió a nuestro club. Una actuación brillante. De crack. Haciendo valer su experiencia ante la adversidad, entregada por la vida. Demostrando que sin importar las circunstancias ahí estaría Gabriel para representarnos y defendernos.
De pronto la dirigencia comenzó a valorarlo. Y ahí vendrían otras complejidades. No en una sino que en dos ocasiones tuvo que enfrentar el ninguneo y la mirada por sobre el hombro de quienes lo miraban con sorpresa frente a su firmeza y convicciones por buscar un futuro digno para él y su familia. No tembló, ni dudo, y con el apoyo de sus cercanos supo ganar también esas batallas.
A sus cortos 23 años Gabriel ha sabido ganarle una y otra vez a la adversidad, al venir de abajo, con el hambre y la convicción de saber que el olimpo deportivo es su techo.
A comienzos de este semestre su futuro era incierto. Una vez más la tozudez de quienes no saben nada de lo que somos y queremos ser ponía en riesgo la permanencia de Gabriel en el club. El escenario además en lo económico y deportivo era desalentador e incierto: recortes, apuestas más que refuerzos y la Cantera a la defensa de la honra y el nombre del club.
Este semestre quien estaba llamado a liderar desde la cancha el momento amargo y complejo, nos abandonó. Explicaciones más, explicaciones menos, quedamos huérfanos en uno de los momentos de mayor incertidumbre desde la concesión del club.
Adivinen quién tomó la posta. Adivinen quién no se achicó. Castellon una vez más poniéndole el hombro y la cara a la adversidad. ¿Y cómo iba a achicarse? ¿Qué era y es ese desafío a la luz de todos los otros enfrentados?.
Cuando vemos a Gabriel defendiendo a nuestro club bajo los palos, con su jineta de capitán, vemos a la historia del club y de la ciudad transcurrir frente a nuestros ojos. Porque la historia de Gabriel no es distinta a la nuestra. Porque su sencillez, humildad y esfuerzo es la de cualquier porteño. Y por que como muchos de nuestros hermanos porteños sabemos que su destino y condiciones lo llevaran a recorrer el mundo.
Y en donde lleve la vida a Gabriel, estará el Wander y el Puerto.
Felicidades y éxito capitán. Todo el Puerto te mira y se refleja en ti.
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