Ha culminado el Torneo. Es la hora de los balances, resúmenes y conclusiones.
Sin duda en lo estrictamente futbolístico hay mucho para analizar. También en lo referente a la dirección técnica. Prometo abordar ello en otra columna. Pero hoy el foco lo pondré en otra esfera.
Sobre los responsables de la gestión y la administración del club. Sobre todo sobre quienes se declaran abiertamente como wanderinos.
Obviare de esa lista, evidentemente, a nuestros representantes en la mesa de la Sociedad Anónima. Quienes han sido, sin duda, el único faro de dignidad en medio de la indignidad del resto.
Obviare también de la lista a Jorge Lafrentz. Seguir pensando que él es “wanderino” a la luz de sus antecedentes, es pensar, a lo menos, con ingenuidad si no con abierta complicidad hacia su persona.
No consideraré tampoco a Ibañez Scott. Él es un mercenario del futbol y de la vida. No tiene equipo ni colores. Es simplemente un empresario. Y de los malos. De esos que se enriquecieron con la dictadura y la sangre de nuestros compatriotas. De esos que no dudaron en comprar toda una edición de un diario para ocultar su cobarde y maricona agresión a su mujer. En definitiva alguien de quien nunca debimos esperar nada, y por lo mismo exigirle algo no tiene sentido alguno.
La banda de la vergüenza.
¿A quiénes apunto entonces?. Lo diré con claridad. A los “señores”: Hernán Cortez, Rafael González, Carlos Sierralta, y Luis Alberto Landman, el niño símbolo del lote.
Si algo nos caracteriza como wanderinos es nuestra “choreza”. Nuestra capacidad de ir de frente. Sin rodeos. Luchando hasta el final por nuestros objetivos en la cancha y fuera de ella, esa es nuestra identidad.
La banda de la vergüenza ha hecho todo lo contrario. Esconden la cabeza. No responden a la prensa. No se atreven a criticar de frente cosas que en privado lamentan y les frustra. Se limitan a ser meros perros serviles del patrón del fundo. No es que no muerdan, si no que ni siquiera ladran.
Yo honestamente me pregunto. ¿Cómo pueden dormir con tranquilidad en las noches siendo cómplices del mayor criminal que ha pasado por nuestro club? ¿No sienten vergüenza al ponerse la camiseta y el emblema del club? ¿No les carcome la conciencia pensar en lo que sus hijos y nietos heredaran como club gracias a su pusilánime actitud?
Podrán escudarse en la falta de alternativas. En que no es posible hacer otra cosa.
Yo no sé qué hay de distinto con el panorama que hoy tenemos al que tendríamos sin el Sr. Ibáñez.
Yo no sé si recordarán que son dirigentes y el significado y la responsabilidad que conlleva esa palabra.
Y menos se ni entenderé en que sostienen su wanderinidad.
Sepan señores y sepa quien lee estas líneas, que son ellos y fundamentalmente ellos los responsables de la situación en la que estamos.
Mientras ellos siguen gozando de sus privilegios de un rol que no ejercen ni comprenden, nosotros seguiremos acompañando al equipo y defendiéndolo.
Construyendo el verdadero club. El Wanderers de sus socios, su gente y su ciudad.
Adelante Wanderers. Con todas las fuerzas de la historia. Quienes te amamos, te sabremos defender.
Hernan Madariaga A.
@PipaSW
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