por José Alarcón / Tania Masquiarán
Kevin Gary Seguel Ibarra nació el 6 de abril de 1996 en Valparaíso. Su relación con el fútbol se inicia a los cinco años cuando ingresó a Relámpagos Porteños, equipo de barrio que por aquel entonces dirigía su papá, Luego comenzó a jugar paralelamente en el Deportivo Playa Ancha, club con el cual le tocó enfrentar en una ocasión a Wanderers, alzándose como la figura del compromiso al anotar cuatro goles y darle el triunfo a su equipo. Desde ese momento comenzaría a forjarse un estrecho vínculo con el Decano que perdura hasta el día de hoy, pues tras el citado partido su padre fue contactado por profesores del club para que Kevin se integrase a sus series inferiores.
Debido a que sólo tenía seis años cuando arribó a Santiago Wanderers, recuerda que en sus inicios no había niños de su edad en el club y las oportunidades de jugar eran escasas. Al poco tiempo en la institución conoce a una de las personas que más lo ha marcado como persona y jugador, el director técnico Ruperto Rojas, quien lo formó como un volante central, pese a que las aspiraciones iniciales de Kevin, como todo niño, era jugar de delantero para hacer goles. Al respecto el jugador señala: “empiezo a ver de otra forma el fútbol, el profe me pone ahí (de contención) y aprendí a jugar. Campeonato que íbamos salíamos campeones con el profe Ruperto. Ahí se forma un lazo de amistad con él que dura hasta hoy”.
Es precisamente en su posición donde reconoce a dos de sus mayores referentes en el fútbol: Jorge Ormeño y Moisés Villarroel. “Son las personas más importantes del equipo, quienes tienen más experiencia, te dan consejos, te dicen qué cosas tienes que hacer, se preocupan de cómo estás. Siempre ofrecen ayuda”, señala el juvenil. Pero con ellos no sólo comparte su posición en la cancha, sino que también su experiencia como capitán de equipo: “no es sólo tener la cinta en el brazo y salir a jugar, es ser aplicado dentro y fuera de la cancha, dar el ejemplo como persona y jugador”.
Kevin se define como un jugador fuerte y con carácter: “no me dejo llevar por nadie. Si voy perdiendo me gusta ir arriba. Me gusta tener un equipo ordenado, corto, que defienda y ataque, así como es Wanderers”.
A nivel grupal, el canterano asegura sentirse plenamente identificado por su serie (Sub 17), ya que “hay muchos jugadores que mojan la camiseta, que son ordenados para jugar y lo hacen bien. Es un equipo fuerte, que se hace respetar cuando está de local”. En la misma línea, señala que los objetivos que como serie se han propuesto están: “clasificar a play off, luchar partido a partido, llegar a la final y ganar un campeonato”. Para ello destaca la importancia de tener un buen cuerpo técnico que guíe su proceso: “los profes de mi categoría, el técnico Domingo Sorace y el preparador físico Mauricio Gómez, son personas que dan confianza y que enseñan mucho a jugar. El profe Mauro siempre te pide el máximo, que es lo primordial para aspirar a más.”
En tanto, a nivel personal, Kevin asegura que sus objetivos son, en primer lugar, “afirmarme en el primer equipo, de a poco sumar minutos para después en un par de años luchar un puesto de titular. También ser un jugador reconocido en Wanderers. Mi pasión es Wanderers, me gusta el puerto, todo lo que tiene y caracteriza a Santiago Wanderers como club. El sueño de todo jugador es salir al extranjero, por mi parte me gustaría ir al fútbol Italiano, marcar historia, algo que llene de orgullo a tu familia (…) Siempre dicen que para llegar allá hay que estar en un club “grande” pero nunca nombran a Wanderers, que también es un grande. Un proyecto más a futuro es tener una escuela de fútbol donde vivo, para sacar a los niños de la rutina que puedan tener. Eso sería bonito para mí”.
Para finalizar el joven volante dedica algunas palabras para el club que lo formó como jugador y donde ha permanecido por más de once años: “Wanderers para mí es todo. Es el esfuerzo, la humildad, la garra, la pasión, todo. Me gustaría en un futuro ser capitán del equipo, un Ormeño o Villarroel. Ser un referente en Wanderers”. A lo anterior suma palabras de agradecimiento para su círculo más cercano, “gracias a mis papás, mi tío Fabián y mi tío Luis, a mi polola y sus papás. Son las personas fundamentales en lo que soy y lo que tengo. Gracias a todos por darme la felicidad, el apoyo y la enseñanza. Como dice mi papá hay que ser humilde, siempre con la humildad”.
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