En vísperas de cada nuevo aniversario es recurrente hablar sobre los grandes jugadores que han vestido la camiseta de Wanderers, aquellos que tuvieron la posibilidad de levantar una copa y que llevaron al club a lo más alto del fútbol chileno. El reconocimiento siempre será justo y necesario, pero en un club donde la pasión de sus hinchas trasciende las copas y los resultados no podemos dejar de lado el recuerdo de aquellos jugadores que formaron parte del otro Wanderers, el Wanderers de los tiempos difíciles.
A contar de los años 70 el club atravesó por una profunda crisis, donde a los severos desajustes económicos se sumó el primer descenso del Decano a la Primera B el año 1977. Fue una década compleja que le tocó vivir a recordados jugadores como Guillermo Muñoz, Francisco “Chamaco” Valdés, Eugenio Méndez, Raúl Aravena y Jorge Dubanced, entre otros.
La historia continúa con los años 80, la que ha sido la década más difícil en la historia del club. Con un registro de dos descensos y seis temporadas jugando en la Primera B, es recordada por cientos de wanderinos como la época en que forjaron a fuego su estrecha relación con Wanderers, y es que no era fácil apoyar al equipo en circunstancias tan adversas.
Alejandro Arancibia, los hermanos Fernando y Miguel Ángel Latín, Patricio Miranda, Eloy Ortiz y Manuel Baeza fueron algunos de los jugadores que formaron parte de los planteles del Decano en la época. El argentino Carlos Gustavo de Luca fue el goleador de la temporada de 1987, pero sus goles no bastaron para que Wanderers lograse el anhelado ascenso. Jaime Bahamondes, quien fuera escogido alguna vez como el jugador más cochino del fútbol chileno, fue el capitán insigne de Wanderers en la segunda parte de los 80. No fue el jugador más virtuoso técnicamente pero lo que no tenía de talento lo tenía en fuerza y pundonor.
El año 89 arribaría a Valparaíso un jugador aguerrido y de perfil zurdo, con el 6 en su camiseta hasta el día de hoy sigue siendo el único argentino que ha logrado ascender dos veces con el Decano: Víctor Hugo Amatti. En la misión de ese año por lograr el retorno de Wanderers a la división de honor del fútbol chileno lo acompañarían otros destacados jugadores como Dino Olivares, Gustavo Poirrier, José Pérez, Miguel Vásquez y Leonardo Ramírez. Tal como relató la Revista Minuto 90, Wanderers tuvo que esperar 5 años y un alargue para volver a abrazarse y retornar a la Primera División.
La década de los 90 no sería muy diferente a la anterior y la irregularidad de las campañas sería la tónica de este período. En 1990 y proveniente del club Atlético San Miguel arribaría Alejandro Rubén Glaria, quien rápidamente y a punta de goles se transformaría en la figura del equipo.
1992 y un hito importante en nuestra historia: el centenario del club. Los 100 años de Wanderers estuvieron lejos de ser una fiesta: precedido por el descenso del año anterior, la campaña del 92 tuvo al club cerca de descender a la Tercera división. La magra “celebración” del centenario del club contó con la presencia en el equipo de Rodrigo “Polaco” Goldberg, Mauricio Illescas y Antonio Sepúlveda, entre otros.
Tendrían que pasar tres años más para que la alegría volviese a Valparaíso. En 1995 el Decano se coronó campeón del ascenso y retornó a la Primera División. En el plantel de aquel año destacaron, entre otros, Santiago Pizarro, Francisco Rodríguez, Cristian Flores y Claudio Núñez.
El año 96 Wanderers no salió campeón pero sí tuvo a un gran goleador. Proveniente de Tandil, provincia de Buenos Aires, Mario Vener se consagró ese año como el máximo artillero del fútbol nacional con 30 anotaciones en 30 partidos, y de paso se convirtió en el primer ídolo de infancia de muchos caturros que hoy recuerdan con especial nostalgia cada uno de sus goles.
Por todo lo anteriormente relatado es que el saludo en este aniversario es para todos aquellos jugadores que defendieron los colores de Wanderers en tiempos difíciles, para los que lucharon por que este club volviese a la División de Honor del fútbol chileno y para los que no habiendo sido campeones marcaron una época y evocan un recuerdo o historia por contar. Para los mencionados en esta nota y otros tantos que injustamente se me quedan en el tintero, el agradecimiento para cada uno de ellos, ya que en su entrega y sacrificio está el legado para esta institución que hoy cumple 122 años de vida.
Foto: El Mercurio de Valparaíso
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