12:00 de la tarde del día sábado, toco el silbato y pongo fin a la clase en la escuela de fútbol donde trabajo. Las ansias y la fe que me embargaron toda la semana en ese instante se multiplicaron. Llegaba la hora y el día en que jugaba nuestro querido Santiago Wanderers.
La situación era especial, hace mucho tiempo que los espacios de la familia no coincidían para asistir en masa al estadio, sin embargo, el día sábado ocurrió y era la ocasión ideal para apoyar al club que, de alguna u otra manera, siempre nos ha brindado alegrías, tristezas y un centenar de recuerdos.
Comentando con familiares la oncena que dispondría Arturo Salah para el encuentro con Universidad Católica, un manto de confusiones se nos vinieron a la mente; estos jugadores ¿podrían disputar un encuentro que en el papel era complicado?, pues la respuesta no era inmediata, faltaban un par de horas para ver en la cancha a nuestro equipo.
La magia vivida ese día era especial y por lo mismo se disfrutó al máximo. Las confusiones que nos planteaba el equipo titular que, a su vez, persistieron en el camino, fueron opacadas por la inmensa alegría que era vivir la fiesta del fútbol en familia. No tengo la certeza que esto se viva en otro club, lo que tengo más que claro es que el hincha caturro es totalmente diferente a los demás.
El tiempo pasó rápidamente y la hora del partido se acercaba, ¡estábamos a menos de 45 minutos! Velozmente agarramos el auto y partimos rumbo al estadio. El frío se hacía sentir en San Carlos de Apoquindo, por lo que no dudé en llevar mi gorro de lana verde y blanco. A medida que nos acercábamos las miradas se apoderaban de mi atuendo. Les dejamos claro que nuestros jugadores nunca estarán solos.
Las entradas compradas no eran en el sector de la galería dispuesta para los hinchas verdes, sino para el sector Alberto Fouillioux, frente del lugar donde los hinchas caturros observaban el encuentro. Me siento, miro hacia los lados y un par de wanderinos a la vista, alrededor simpatizantes de la UC, que veían como una familia panzers se hacía presente en un lugar donde siempre han asistido hinchas locales. Como buen wanderino, en ningún momento me achiqué, es más, me sentía más orgulloso que nunca de representar a mi querido y fiel amigo Santiago Wanderers.
Empezó el partido y desde el primer minuto se hacía presente la barra de los Panzers alentando con sus cánticos apasionantes. Poco a poco el nerviosismo se apoderaba de mi. Cuando Wanderers mejor se había plantado en el césped de San Carlos, vendría el gol de los locales. Sin embargo la fe se mantuvo intacta y la ilusión del empate persistía, y es así como en una excelente jugada colectiva, Michael Silva lograba el empate. Lo gritamos como locos, ante las miradas atónitas de los hinchas de la UC que nos rodeaban. Los murmullos se hacían presente y yo más wanderino que nunca alentaba a mis jugadores. Pasaron algunos minutos y el primer tiempo finalizaba.
Luego de 15 minutos, los elencos hacían su reestreno en el estadio para comenzar con los últimos 45 minutos de partido. El comienzo del segundo tiempo mostraba a un Wanderers sobrepasado en todas sus líneas y las dudas planteadas en la previa del partido comenzaban a florecer. Wanderers mostraba su peor cara en mucho tiempo y era cuestión de minutos para que el elenco cruzado aumentara las cifras. Es así como con errores de la defensa caturra, la UC marcaba dos tantos en 5 minutos. La esperanza de toda la semana se esfumaban rápidamente, el frío de San Carlos congeló las ideas del elenco caturro comandados por un Arturo Salah que no acertaba en los cambios y se mostraba confundido. El gol de Roberto Órdenes pondría una cuota de incertidumbre al final del encuentro, pero ese gol sólo sirvió para gritarles en la cara a los hinchas de la UC que me rodeaban que “ en las buenas y en las malas mucho más, awante Wanderers”. El encuentro finalizaba y más de un chistosito me gritó cosas, pero no respondí, era mucho más mágico ver a mis familiares dándose un abrazo y diciendo que esto lo revertimos. Sin darnos cuenta nos mantuvimos unidos por sólo un motivo, el glorioso SANTIAGO WANDERERS DE VALPARAÍSO
José Tomás Gubler Cruz
@josetogubler daddysw
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