Santiago Wanderers quedó eliminado de Copa Sudamericana en primera ronda ante Libertad de Paraguay. Un nuevo fracaso para el segundo semestre 2015 que se presentaba con tres desafíos para el Decano, hoy solo le queda uno y tomando los antecedentes de este primer mes y medio de competencia hay poco espacio para la ilusión.
Sentenciada la eliminación de Santiago Wanderers de Copa Sudamericana, el técnico Emiliano Astorga en sus declaraciones culpaba al árbitro y sus cobros localistas, a la inexperiencia de lo jugadores del plantel y a la mala fortuna. Excusas todas atendibles y que tienen relación con lo que ocurrió en esta llave ante Libertad de Paraguay, los dos penales inventados por el árbitro determinaron el resultado final, nuestros jóvenes no mostraron un gran rendimiento en estos partidos e incluso la mala suerte se hizo presente en el partido de ida con el palo negándole un golazo a Ormeño.
Sin embargo estos factores pasan a segundo plano al momento de buscar la razón de fondo y verdaderamente determinante de nuestra eliminación en Copa Sudamericana, la cual es la misma de nuestra eliminación en Copa Chile y de nuestro bajo rendimiento en el torneo de Apertura. El miedo y la mezquindad del entrenador, presente en su discurso y sus decisiones, lo que inevitablemente se traspasa a los jugadores y se refleja en lo realizado en la cancha.
En los 180 minutos de juego en Copa Sudamericana el Decano jamás logró un buen nivel de juego, ni siquiera un nivel mediocre que le permitiera superar a un bajísimo equipo paraguayo. Pero más allá de eso luego de esta llave queda la sensación de que el equipo nunca quiso salir a ganar los partidos ya que nunca fue capaz de tomar la iniciativa, ni siquiera de local, apostando su éxito a los errores del rival. El mismo Ezequiel Luna dijo en los medios que la misión en el partido de ida era que no nos convirtieran goles, ese fue el mensaje que el técnico lo dio a sus jugadores.
El miedo que Emiliano Astorga le tenía a Libertad era impresionante, parando un equipo que dejaba fuera a dos de las buenas figuras que ha tenido el Decano en este semestre como son Alvaro Ramos y Kevin Valenzuela ¿Por qué? Porque antes de generar fútbol y buscar hacer daño al rival el entrenador tenía en mente ubicar jugadores altos para contrarrestar, en sus palabras, el peligroso juego aéreo del rival, según el técnico el arma más peligrosa de Libertad de Paraguay. Curioso porque en los dos partidos Libertad jamás atacó por las bandas buscando llenar de centros el área caturra, sino que buscaba ingresar por el centro mediante toques rápidos y arranques individuales. Emiliano Astorga solo se quedó con el lugar común de que los paraguayos son grandes cabeceadores, pero que en este caso no tenía ningún asidero en la realidad.
Ubicar a Andrés Robles en desmedro de Kevin Valenzuela en la mitad de la cancha es dispararse en los pies. Una de las pocas sociedad que había logrado este Santiago Wanderers era la de Kevin Valenzuela con Jorge Ormeño en la mitad de la cancha, la cual liberaba a nuestro capitán para adelantarse unos metros y acompañar a Paulo Rosales en la creación, además de subir notablemente con su compañía el juego del argentino. Pero Astorga prefirió ubicar a Andrés Robles por ser más alto, un jugador desordenado, con una bajísima capacidad de recuperación y prácticamente incapaz de entregar un pase a sus compañeros, totalmente errático. Pero el efecto más negativo es que se regala la mitad de la cancha al no tener capacidad de recuperación ni orden táctico, obligando a Ormeño a retroceder y tapar los errores de su compañero, adelantarse en la cancha con esas condiciones se vuelve muy difícil para el capitán. Los jugadores de Libertad pasaban libremente por el centro de la cancha, solo con la oposición de Ormeño o de algún delantero retrasado en el campo.
Por otro lado el DT renuncia ubicar tres delanteros, siendo este el dibujo de ataque que mejor ha funcionado este semestre y peor aun, dejando fuera a Alvaro Ramos quien hoy es el hombre más peligroso en ataque con los que cuenta el Decano y quien mejor se ha logrado entender con Carlos Muñoz y Paulo Rosales, dos que han mostrado un bajo nivel pero en gran medida condicionados por el esquema de juego el cual los tiene totalmente aislados.
Ronnie Fernández tiene una gran entrega y despliegue físico, lo cual se valora y en un esquema de tres delanteros resulta muy útil para el ida y vuelta. Sin embargo sus goles solo han sido producto de la buena fortuna con la que está contando, mientras que la gran mayoría de las pelotas que recibe terminan en los pies de un rival por su excesivo individualismo y falta de capacidad técnica para habilitar a sus compañeros, las pocas veces que decide hacerlo. Para jugar ante un equipo que se mete atrás y atacando solo con dos delanteros Ronnie no era el hombre, ya que chocaba contra una pared y todo su esfuerzo terminó siendo en vano. Para enfrentar equipos de este estilo se requieren jugadores con habilidad y velocidad, capaces de tocar de primera con sus compañeros y así quebrar la línea defensiva.
Santiago Wanderers cuenta con la mejor defensa del campeonato chileno y seguramente una de las mejores de Sudamérica, pero por desgracia hoy dos de sus titulares se encuentran lesionados no pudiendo alinear la línea de tres hombres que tanto destacó el 2014.
Las opciones eran sustituir a los lesionados y seguir con tres hombres en defensa o alinear una línea de cuatro defensores. Se probaron ambos sistemas destacando ampliamente la línea de cuatro en defensa, pero increíblemente ante Libertad el técnico vuelve a la línea de tres, la cual en la práctica es línea de cinco ante la indicación para los laterales de no proyectarse a menos que el resultado se adverso ¿Por qué se vuelve a repetir este error? Porque el técnico motivado por su miedo a los cabezazos que nunca llegaron decidió entregarle la titularidad a Nelson Saavedra, uno de los refuerzos más limitados que ha llegado en el último tiempo, lento, torpe y que comete un exceso de faltas en su mayoría innecesarias e infantiles.
Carlos Muñoz y Paulo Rosales muestran un bajísimo nivel en relación a lo que les conocíamos, eso es innegable, pero es necesario tomar en cuenta que ambos son jugadores que necesitan del colectivo para mostrar su mejor cara. Paulo Rosales no es un encarador sino un asistidor y pasador, por lo cual requiere de compañeros cerca de su órbita para descargar y distribuir el juego. Por su parte Carlos Muñoz no es un luchador ni trajinador, es un definidor por lo cual necesita un compañero de ataque con quien combinar y un asistidor que le permita rematar al arco. La formación de Astorga en los dos partidos ante Libertad va en el sentido contrario a lo recientemente dicho, solo apunta a resguardarse y atacar vía pelotazos.
En 180 minutos Santiago Wanderers no tuvo un solo remate directo al arco más que el gol de Ronnie Fernandez que llega producto de un rebote tras un tiro libre, por lo cual podemos afirmar en durante toda su participación en Copa Sudamericana el Decano no logró hilvanar una sola jugada de peligro, vergonzoso.
La continuidad de Astorga parece estar asegurada por un tema económico y es muy probable que con el regreso a las canchas de David Pizarro, Mauricio Prieto, Agustín Parra y Franz Schultz el Decano suba su nivel desde las individualidades, sin embargo el daño ya está hecho, ya perdimos la oportunidad de recorrer Sudamérica y la de buscar un título de Copa Chile que entrega pasajes a competencias internacionales, solo queda ser campeones del Apertura.
El miedo de Astorga condicionó nuestra participación en Copa Sudamericana, desde la actitud de los jugadores hasta la conformación del equipo para enfrentar este desafío, trayendo resultados nefastos que el entrenador es incapaz de reconocer.
Copa Chile y Copa Sudamericana develaron que a nuestro técnico le quedó grande un equipo que está obligado a ser protagonista de las competencias en las cuales participa, su mentalidad conservadora y temerosa condicionó nuestra eliminación ante el clásico rival y ahora ante Libertad de Paraguay, equipos totalmente abordables para nuestro plantel. Pero como dice el dicho, el que sale a empatar termina perdiendo.
El 2014 nos encontramos de golpe con el protagonismo con un equipo que derrochaba energía y ganas, sin embargo nunca tuvimos la presión de una clasificación/eliminación, y hoy al enfrentarnos a ella en dos competencias el técnico no estuvo a la altura de las circunstancias ni de lo que es Santiago Wanderers. Si queremos ser protagonistas, Emiliano Astorga no es el hombre.
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